El estilo nórdico, también conocido como escandinavo, es uno de los más populares en el mundo del interiorismo actual. Su éxito radica en una combinación perfecta de estética limpia, funcionalidad y calidez. Inspirado en los hogares de países como Suecia, Noruega y Dinamarca, este estilo propone espacios serenos, luminosos y acogedores. Si te atrae la simplicidad bien pensada, descubre aquí las claves para lograr una decoración escandinava, dentro del universo de la inspiración y estilos de decoración.
Paleta de colores neutra y luminosa
El estilo nórdico se caracteriza por el uso de colores suaves que potencian la luz natural y transmiten calma. La base suele ser:
- Blanco: protagonista indiscutible en paredes, techos y muebles.
- Grises claros y beige: aportan profundidad sin restar luminosidad.
- Tonos pastel o colores tierra en pequeños acentos: como azul polvo, verde salvia o rosa empolvado.
La idea es crear un entorno armónico, sin estridencias, donde los elementos respiren.
Materiales naturales y cálidos
Para equilibrar la frialdad de los tonos claros, el estilo escandinavo apuesta por materiales que aportan textura y calidez:
- Madera clara (abedul, roble, pino) en suelos, muebles y detalles.
- Lana, lino y algodón en cojines, cortinas o mantas.
- Cerámica artesanal, cuero natural y fibras como el yute o el ratán.
Esta mezcla de elementos genera una atmósfera acogedora, sencilla y con conexión con la naturaleza.
Muebles funcionales y de líneas simples
El mobiliario escandinavo es limpio, funcional y sin ornamentación excesiva. Se prioriza el diseño práctico con estética atemporal:
- Formas rectas o curvas suaves.
- Piezas bajas, livianas y con patas visibles.
- Funcionalidad sin sacrificar estilo (mesas extensibles, estanterías abiertas, sillas ergonómicas).
- Estilo vintage de mediados del siglo XX, pero adaptado a la vida moderna.
Menos es más: cada mueble debe tener una razón de ser.
Luz natural como protagonista
En los países nórdicos, donde hay largas temporadas con poca luz solar, la iluminación es esencial. La decoración busca aprovecharla al máximo:
- Ventanas sin cortinas o con tejidos muy ligeros.
- Espejos colocados estratégicamente para reflejar la luz.
- Paredes blancas que amplifican la claridad del día.
La idea es que la casa se sienta viva y abierta, incluso en invierno.
Iluminación cálida y ambiental
Además de la luz natural, se utilizan múltiples puntos de luz artificial para crear ambiente:
- Lámparas de pie, de techo y sobremesa con luz cálida.
- Diseños sencillos en materiales como metal blanco, madera o vidrio opal.
- Velas como elemento decorativo habitual, para aportar calidez instantánea.
La iluminación se convierte en parte del diseño, no solo en una necesidad funcional.
Orden visual y minimalismo
Uno de los pilares del estilo nórdico es el orden. No se trata solo de tener todo recogido, sino de generar espacios visualmente despejados y agradables.
- Elige pocos objetos decorativos, pero significativos.
- Usa almacenamiento oculto para evitar el desorden visual.
- Incorpora estanterías abiertas con una estética cuidada y minimalista.
- Juega con el vacío: dejar espacios libres es parte del equilibrio visual.
Toques de naturaleza y vida
Las plantas son un elemento esencial en la decoración escandinava. Añaden color, frescura y vida a espacios dominados por neutros.
- Prefiere especies resistentes y de aspecto sencillo, como potus, ficus o sansevierias.
- También puedes incluir ramas secas, flores silvestres o mini jardines en macetas de cerámica.
El vínculo con lo natural está siempre presente, aunque sea de forma sutil.
Detalles personales que suman calidez
Aunque el estilo nórdico es minimalista, no es impersonal. Se valora mucho la presencia de objetos con significado:
- Fotografías en blanco y negro
- Ilustraciones gráficas o arte enmarcado con diseño simple
- Libros, textiles artesanales o piezas heredadas
El objetivo es lograr una decoración funcional, acogedora y con alma.